Rocío Nieto. 4º A
¿Realmente los jóvenes aprendemos algo hoy en
día? ¿Alguien nos pregunta cómo nos gustaría que nos enseñaran? ¿Tenemos algo
de derecho a opinar o simplemente nos toca sufrir con lo que otros deciden?
Éstas son varias preguntas que nos planteamos a día de hoy los estudiantes.
Nuestra educación consiste en ir a clase;
escuchar a un profesor a la vez que tomamos apuntes; llegar a casa y
memorizarlo todo para, posteriormente, realizar un examen en el que
“soltaremos” lo que nos sabemos “de carrerilla”. Y esto es lo que mi profesora
de Lengua llama una “enseñanza bulímica”. Metemos toda la información en
nuestro cerebro, a veces incluso sin entenderla, y luego, en el examen, la
vomitamos y al hacerlo nos “vaciamos”, para finalmente no acordarnos de nada.
Hemos retenido todo el contenido solo durante un tiempo, para, después de
“sacarlo fuera”, terminar olvidándolo. Sinceramente, yo así no aprendo
absolutamente nada. Así pasa, que luego nos dice algún profesor: “¿os acordáis?
Esto lo visteis en segundo”. Y, obviamente, nadie se acuerda. Lógico, porque no
lo aprendimos bien.
El gobierno toma unas decisiones, para
nosotros equivocadas, por supuesto, y, nos gusten o no, tenemos que acatarlas.
Este sistema es aburrido. Estudiamos para aprobar, simplemente, sin tener
ningún aliciente más. Que aprobamos, muy bien. Que no, pues pasamos a estar en
la lista de los fracasados, que por no haberse aprendido un tema como un
papagayo, aunque no le vaya a servir de nada, ya parece un inútil, cuando
probablemente sabe hacer muchas otras cosas, pero, claro, nadie ha sabido ayudarle a sacar ese talento fuera.
Un cambio de gobierno implica un cambio en la
ley educativa, volviéndonos locos a todos con sus correspondientes reformas. La
última de ellas, la LOMCE, nos obliga a hacer una prueba en tercero de Primaria,
en cuarto de la ESO y en segundo de Bachillerato, donde nos evaluarán de todos
los contenidos aprendidos (bueno, supuestamente aprendidos). Si suspendes, no
podrás pasar de curso, aunque lo tengas aprobado. ¿Es justo que por tener un
mal día o porque te falle la memoria no puedas avanzar con tus estudios? No, no
lo es, pero el gobierno no quiere darse cuenta de cuál es el verdadero problema
de la educación. Cada vez nos lo ponen más difícil. Sin embargo, nadie nos
pregunta, de manera que parece que todo seguirá así hasta que alguien decida
pensar en nosotros, cosa que veo poco probable.
Como conclusión, quiero insistir en que, en
este escenario, la mayoría de estudiantes no estamos aprendiendo en
condiciones. Ni nos preguntan ni tenemos derecho a opinar. Así, conforme están
las cosas, creo que la educación actual es un verdadero caos.